Del inicio prometedor al estrellato cubano

Desde que era una niña, Beatriz Valdés sintió la llamada de la actuación. A tan solo ocho años, comenzó su formación artística, un paso que la condujo a ser una de las caras más reconocidas del cine cubano. Su debut ante la audiencia fue con la serie «Algo más que soñar», donde no sólo actuó sino que también mostró su talento vocal.

Rápidamente se abrieron más puertas para Beatriz, quien a mediados de la década de 1980 protagonizó varias películas. Pero fue «La bella del Alhambra» (1989) la que la inmortalizó, interpretando a una joven corista del teatro Alhambra de la Habana en los albores del siglo XX.

Nueva vida en Venezuela

Sin embargo, la década de 1990 marcó un cambio drástico. Beatriz dejó Cuba y se mudó a Venezuela, impulsada por una historia de amor que, aunque efímera, resultó en un nuevo capítulo en su vida y carrera. En Venezuela, Beatriz se convirtió rápidamente en una de las actrices más buscadas, interpretando una variedad de papeles en telenovelas y películas, incluido el icónico papel de Manuela Sáenz.

Buscando refugio en Miami

La situación política y económica en Venezuela impulsó otro cambio en su vida. Después de enfrentarse a la inseguridad y ver el deterioro del país que una vez la acogió con los brazos abiertos, Beatriz decidió mudarse a Miami con su hijo en 2018.

Allí, enfrentó la dura realidad de la industria del entretenimiento para actores latinos. Sin embargo, lejos de dejarse desanimar, fundó una organización sin fines de lucro para formar a futuros actores, manteniendo viva su pasión por el oficio.

Activismo y retorno al escenario

La situación en Cuba no ha dejado de afectarla. Beatriz ha expresado su preocupación y dolor por la represión y las limitaciones a la libertad de expresión en su país natal. Su voz se ha sumado al clamor de muchos que buscan un cambio en Cuba.

A pesar de los desafíos, Beatriz Valdés continúa siendo una fuerza en la industria del entretenimiento. Este año, regresa al escenario en Miami junto a Yuliet Cruz en una nueva obra dirigida por Alexis Valdés. Sin duda, una prueba más de su resilencia y su pasión inquebrantable por el arte.


Con una carrera que abarca varias décadas y países, Beatriz Valdés ha demostrado que el talento y la determinación pueden superar los desafíos más difíciles. Su historia es un testimonio de adaptabilidad, pasión y compromiso con el arte y la justicia.