En tiempos de crisis y adversidad, a menudo surge lo mejor de la humanidad, como ha demostrado la comunidad de Luyanó, en el municipio Diez de Octubre de La Habana. Esta comunidad cubana se movilizó en respuesta a un lamentable acto: el robo de un módulo de alimentos a una anciana de 90 años.

La historia, que fue compartida por Sonia E de León en el grupo de Facebook «Solo gente de Luyanó», relata cómo un hombre se ofreció a ayudar a la anciana, conocida como Yuli, a transportar sus alimentos, sólo para huir con ellos poco después. Este hecho causó una profunda indignación entre los miembros de la comunidad, quienes rápidamente se organizaron para ayudar a Yuli.

La respuesta fue abrumadora. Tanto es así que Yuli se vio en la necesidad de solicitar que no le enviaran más donaciones, especialmente alimentos congelados, dada la gran cantidad que había recibido. Entre las muchas almas solidarias que se destacaron, se encuentra Javier Morales Ruiz. Él, junto con sus dos hijas, realizó una significativa donación en nombre de su familia y de los masones cubanos. Pero la generosidad no se detuvo ahí; muchos otros jóvenes de la localidad también se unieron a la causa.

Zulema Borbón, uno de los vecinos, destacó en sus comentarios la esencia de esta acción solidaria: «Luyanó sigue contribuyendo con la abuelita…». Y es que, a pesar de la desoladora acción de un individuo, la comunidad demostró que la bondad y solidaridad pueden superar cualquier adversidad.

La misma Sonia E de León, emocionada por la increíble respuesta, expresó su gratitud en otro post: «Ante un malhechor hay 300 y más almas sensibles ante la injusticia». La solidaridad mostrada por la comunidad de Luyanó no solo reemplazó los alimentos robados, sino que también sirvió como un fuerte recordatorio del poder de la unidad y la compasión en tiempos difíciles.