Jorge Martínez, una joya del arte cubano y figura icónica en la telenovela «El derecho de soñar», hoy 16 de septiembre está de cumpleaños. Para quienes le han seguido de cerca, Jorge es mucho más que un rostro en la pantalla; es Yoyi, es Jorgito, es el alma de Cuba hecha actor.

A sus 61 años, este talentoso habanero sigue conquistando corazones desde la televisión, un medio que ha sido su fiel escenario durante décadas. Su huella en el mundo del espectáculo es indestructible: desde su deslumbrante interpretación en «El Derecho de Soñar» hasta sus emblemáticas actuaciones en obras maestras como «Las honradas» y «Latidos compartidos».

Nacido en 1962 en la vibrante La Habana, Jorge siempre ha estado rodeado de arte y pasión. Aunque sus primeros pasos estuvieron ligados a la música, el teatro lo llamó con una fuerza irrefrenable. Ante la disyuntiva de navegar los mares como marinero mercante o sumergirse en el universo actoral, Jorge eligió el escenario y la Escuela Nacional de Arte (ENA) como su puerto seguro. La historia de Jorge es un reflejo del arte en su máxima expresión: pasión, decisión y un talento sin límites.

No mucho después, debutó en la pantalla chica con «Pasos hacia la Montaña», y desde entonces ha sido una presencia constante, dejando su huella tanto en la televisión como en el teatro y el cine. Pero el arte no es lo único que enriquece a Martínez. Su amor por la lectura, su interés en documentales científicos y su admiración por personalidades como Eusebio Leal, refuerzan su preparación para cada rol, otorgándole una profundidad única a sus interpretaciones.

Sin embargo, no todo ha sido un camino de rosas para Jorge. En una etapa de su vida, enfrentó una dura batalla contra el cáncer. Esta experiencia, compartida en el programa «Con dos que se quieran», evidenció su fortaleza y resilencia. A pesar de los desafíos, su entusiasmo por la actuación nunca menguó, y siguió deleitando a sus seguidores con papeles memorables.

En el cine, tuvo el privilegio de trabajar con directores icónicos como Enrique Pineda Barnet en «La bella del Alhambra», y Fernando Pérez en «Últimos días en La Habana». Este último papel, en el que interpretó a Diego, un hombre homosexual postrado en cama, le demandó una transformación física y emocional significativa, demostrando una vez más su compromiso con el arte.

Pero Jorge Martínez no es solo un actor, es un ser humano que ha vivido intensamente. A pesar de las controversias, como la relacionada con su boda transmitida en el programa «El Expreso», siempre ha priorizado a su público. Según él, más que una sanción hacia su persona, fue el público quien perdió cuando se suspendió un programa tan querido.

El legado de Jorge Martínez va más allá de los premios y reconocimientos. Es una trayectoria de pasión, dedicación y amor por el arte que nos recuerda que, con esfuerzo y determinación, los sueños pueden hacerse realidad.