En los primeros años de la década de 1990, una hermosa modelo cubana llamada Cristy Salas cautivó el corazón del famoso cantante mexicano Marco Antonio Solís. Su historia de amor comenzó en 1992, y desde entonces, Cristy se ha convertido en la musa e inspiración detrás de una de las figuras más influyentes de la música latina.

Marco Antonio Solís, conocido cariñosamente como El Buki, es un cantautor legendario con una carrera que abarca cuatro décadas. Ha compuesto más de 300 canciones y lanzado más de 20 álbumes, vendiendo más de 35 millones de copias en todo el mundo.

La historia de amor de Cristy y Marco Antonio comenzó durante la filmación de un video musical del cantante. En ese entonces, Cristy trabajaba como modelo y Marco Antonio estaba casado con la actriz y cantante mexicana Beatriz Adriana. Sin embargo, las constantes infidelidades de Marco Antonio llevaron al divorcio de la pareja en 1993, y ese mismo año, el cantante de Los Bukis se casó con la modelo cubana.

La unión de Cristy y Marco Antonio ha dado lugar a dos hijas, Marla y Alison. A pesar de las críticas en las redes sociales sobre su falta de trabajo, Cristy se describe a sí misma como gerente de hogar, cocinera y taxista. Su matrimonio ha perdurado durante 30 años, y ella atribuye su duradera relación al fuego interior que lleva consigo como cubana.

Aunque Cristy no es una estrella en el mundo del espectáculo, ha ganado notoriedad en las redes sociales debido a su matrimonio con el famoso músico. Además, su figura envidiable y su amor por la moda la han convertido en una sensación en línea.

Cristy comparte regularmente imágenes de sus viajes a Cuba, mostrando su profundo apego por sus raíces culturales. En 2017, lanzó su propia línea de ropa deportiva llamada ‘Salas’, demostrando su pasión por la moda y el ejercicio.

Esta modelo cubana ha sido la fuente de inspiración de Marco Antonio Solís durante casi 30 años, y en 2013, el cantante le dedicó la canción «Gracias por estar aquí». Cristy Salas demuestra que la pasión y el amor pueden mantener una relación fuerte durante décadas, y su historia es un recordatorio de que el corazón no entiende de fronteras.